Por Ramiro Albina
Mario es médico desde 1976. Graduado por la Universidad de Buenos Aires y especializado en obstetricia, es además autor de numerosos libros tales como “Por qué tenemos hijos” (Paidós 2012), en los que planta una batalla contra clichés relacionados al embarazo, la maternidad y la paternidad. Su último libro cuenta otra parte de la historia, “#Aborto Legal y Seguro” (Paidós 2017)
Como obstetra es una pieza fundamental en el derecho a tener hijos. Conoce de cerca la llegada de la vida al mundo y forma parte de ese momento que va a permanecer siempre en la memoria. Sabe lo que es el amor por los hijos. “Asistí no menos de once mil nacimientos”, cuenta. Once mil historias, un número suficiente para construir un pueblo. Sin embargo, en el año 1974 durante la primera guardia en el Hospital San Miguel conoció esa otra parte: el drama, la desesperación de la ilegalidad, la clandestinidad, la muerte. ¿Qué había pasado? “Se hizo un aborto”, le contestaron.
La legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo se convirtió en una de sus obsesiones. A su rol en el acompañamiento del derecho a tener hijos le incorporó un compromiso militante por el derecho a decidir no tenerlos. Por el derecho a una maternidad deseada. Por dejar de darle la espalda a las mujeres, que como aquella joven en la guardia del Hospital San Miguel, son condenadas a la clandestinidad.
¿Cómo definirías la especialidad en obstetricia?
Es una especialidad que es linda por la posibilidad de estar con mujeres o parejas jóvenes en un buen momento de la vida, donde se pueden dar distintos mensajes de salud o de vida. Lo malo…es muy estresante; y la vida personal se ve muy afectada por lo desprolijo. También hay mucho riesgo médico legal.
¿Por qué legal, seguro y gratuito?
Legal, porque hay que despenalizarlo y sacarlo del Código Penal. Seguro, puesto que tiene que haber apoyo médico y de la salud pública. Gratuito, porque debe ser parejo el acceso a todas las mujeres.
¿Cuando fue tu primer encuentro cara a cara con el aborto?
Corría el año 1974, en la guardia del Hospital San Miguel Dr. Raúl Larcade. Era la primera guardia, y había una joven de 22 o 23 años que se estaba muriendo por un aborto séptico. Pregunté por qué se tenía que morir y me contestaron porque se había hecho un aborto. Ahí me explicaron que la ilegalidad, la colocación de una sonda o el raspado en condiciones de asepsia insegura mataba a las mujeres.
Recuerdo que recientemente se había despenalizado el aborto en Italia y pregunté si allí pasaba lo mismo…»de ninguna manera…cuando el aborto es legal no existen estas complicaciones”.
«Cuando el aborto es legal, no existen esas complicaciones»
¿Cómo se practican actualmente los abortos seguros en el mundo?
Con pastilla y en el domicilio en el primer trimestre. Equivale a una molestia un poco superior a la de un primer día de menstruación. Luego concurre al hospital para ver si ha sido completo o incompleto.
Tenemos un vecino que despenalizó el aborto en el año 2012. ¿Que resultados tuvo Uruguay?
Que alcanzaron una mortalidad cercana a cero y similar a la de Canadá. Significa que se ha protegido la Dignidad de la mujer.
En un contexto restrictivo y penalizado, ¿te trajo problemas a nivel profesional tu postura en favor de la legalización?
Diría que no. Logré llegar a las instancias que he querido en la carrera académica y docente. Alguien puede hablar mal de mí, pero en general he tenido el respeto de mis colegas aunque hayan pensado distinto.
¿Cuáles creés que son los mitos más comunes en torno al aborto?
Uno es el del asesinato, que puede no ser un mito habida cuenta de que efectivamente hay una muerte de un embrión. El tema con el embrión es si es persona o no lo es… Para el Código Civil somos persona desde el momento de la concepción y como tal siempre sería un asesinato. Quiero aclarar igual que la mayoría de las Constituciones hablan del cuidado de la vida humana desde sus inicios pero sin embargo en algunos países está legalizado y en otros no.
El segundo es que el aborto es una mancha, marca o situación emocional terrible para toda la vida. Los mejores trabajos de investigación al respecto muestran que a la que le va peor es a la mujer que hubiera querido interrumpir un embarazo y no lo pudo hacer. Las que han tenido abortos en términos generales están serenas con la decisión tomada. Ningún escenario es baladí.
¿Qué balance podemos hacer del debate que se dio en el Congreso y el desenlace con el rechazo del proyecto en el Senado?
Fueron cinco meses de discusión para que nada cambie. Empezó bien y terminó siendo una batalla campal. Había argumentos “verdes” (a favor de la legalización) interesantes y con bibliografía; y argumentos “celestes” (en contra de la legalización) muy pobres, muy emocionales y dándole la espalda a la mujer.
«Fueron cinco meses de discusión para que nada cambie»

¿Que votaron los legisladores que votaron Negativo?
Lo que votaron fue clandestinidad, peligrosidad para la salud y la vida de la madre
Recientemente se conoció la aprobación por parte de la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) de la venta de Misoprostol en farmacias (bajo receta) para uso ginecólogo. ¿Qué implica esta decisión?
¡Importante! Antes teníamos que utilizar una medicación que no era de uso obstétrico sino un compuesto de misoprostol que cubría un diclofenac (antiinflamatorio). Ahora en cambio tenemos la aprobación de ANMAT y una medicación que contienen solo la droga necesaria, misoprostol. Esto implica que la venta será específicamente para el uso obstétrico y ginecológico, menor costo, y desalentará el mercado negro que teníamos con el oxaprost.
¿Cuáles crees que son hoy las principales resistencias que existen en el camino de la legalización?
La Iglesia católica y evangélica.
¿Esas resistencias llegan al ámbito médico?
Digamos que si un profesional quiere ser Juez, Jefe de servicio, jefe de unidad o docente en la UBA, su adhesión a la despenalización del aborto puede ser un escollo.
Un tema que siempre está presente en la discusión de la IVE es la objeción de conciencia individual e institucional. ¿Cuál es tu postura en ese debate?
Es un tema jurídicamente interesante y de aplicación nefasta en general. Es comprensible que alguien no quiera hacer ciertas cosas, pero es incomprensible que todo un servicio o toda una institución sea objetor. Es lamentable que además se quiera convencer a la mujer a no hacerlo y se le impida a la paciente ver a otros profesionales.
«Es incomprensible que todo un servicio o toda una institución sea objetor»
Quienes no tenemos útero nunca vamos a pasar en carne propia por el drama de encontrarnos entre la espada y la pared con un embarazo no deseado en curso. En ese sentido, ¿qué lugar crees que debemos ocupar en este reclamo de las mujeres por la legalización de la IVE?
O le damos la espalda o las apoyamos y buscamos que logren un escenario de dignidad. Luego hay que pelear para disminuir el aborto: educación formal, educación sexual integral y planificación familiar con anticonceptivos gratuitos para todos.
Tenemos la ley, pero en la práctica ¿qué sucede con la educación sexual y el acceso a métodos anticonceptivos?
Tenemos una educación sexual inexistente y en este momento en plena polémica puesto que los sectores conservadores y anti-derechos la cuestionan diciendo que la ESI debe ser impartida en la familia y no en las escuelas.
La compra de anticonceptivos es muy buena en cuanto a la cantidad pero aún hay hospitales en los cuales existe la objeción de conciencia o donde se evitan la colocación de ciertos métodos de larga duración por orden del jefe de servicio o por la opinión de los obispos… no es nada sencillo.
*Mario Sebastiani se desempeña como médico obstetra del Hospital Italiano.
Imagen: Dafne Gentinetta